Libros para sobrellevar la crisis (Vol. I)

Quien me conoce bien sabe que, de los pocos vicios que me quedan, uno de los más recurrentes e intensos es el de la lectura. Si quieren ustedes verme perder el sentío, que diría un andaluz, pónganse a hablar conmigo de libros. Una de las cosas que más me gusta es recomendar libros, tanto a amigos como a desconocidos. Gracias a una reciente y chispeante charla, me he dado cuenta de que, aparte de alguna reseña puntual, en este blog aún no he recomendado expresamente ninguna lectura.

Posiblemente tenga que fraccionar en varias entradas las recomendaciones pero, dado que el 2012 no ha sido el último de nuestras respectivas existencias, y que tendremos que seguir bregando con lo que venga, aquí van un par de títulos a los que pueden dedicar algunas horas en este 2013 de Gran Recesión. Advierto que no encontrarán 50 Sombras de Grey, libros de autoayuda ni best-sellers de Ken Follet y similares. Quizás en otra ocasión. Tampoco encontrarán títulos sobre Economía ni novedades de nuevo cuño (al menos no demasiadas)

A pesar de recibir críticas de algún amiguete, que me llama intelectualoide y modernito (cuando no directamente pesado) por citarlo de forma insistente, uno de mis autores  de cabecera, siempre recomendable, es Stefan Zweig. Su obra «El mundo de ayer» es un testimonio clarividente y de primera mano de cómo era la sociedad intelectual de principios y mediados del S.XX y merece la pena leerlo, aunque sólo sea para recordar lo que fuimos, cuando eso de Europa era aún un espermatozoide. También son de Zweig «Veinticuatro horas en la vida de una mujer«, «Carta de una desconocida» y «Mendel, el de los libros» tres de los libros más hermosos que han caído en mis manos. Igualmente hermosos (casi hasta el borde de la lágrima) son «La nieta del Sr. Linh«, de Philippe Claudel, «La ladrona de libros» de Markus Zusak y «La elegancia del erizo» de Muriel Barbery. Todos ellos muy indicados para lectores sensibles y con un puntito melancólico. Excelentes para disfrutar en tardes lluviosas y con el ánimo algo tocado del ala.

_DSC0104

Para entender infinidad de rasgos del mundo en el que vivimos es inexcusable tener cerca dos de los libros distópicos por excelencia: «1984» de George Orwell y «Un mundo feliz» de Aldous Huxley. Estremece comprobar hasta qué punto hemos evolucionado (?) como sociedad tecnológicamente y, por contra, la deriva moral en la que nos vemos inmersos. Quizás contando con herramientas como éstas, para diagnosticar los síntomas, sea posible soslayar la enfermedad o, cuando menos, retrasarla lo máximo posible. También para amantes de las emociones fuertes, de temática similar, es «La carretera» de Cormac McCarthy. Es de los pocos libros que me ha dejado una sensación de desasosiego físico varios días después de pasar la última página. A pesar de que existe una excelente adaptación cinematográfica, recomiendo encarecidamente no verla antes de leer el libro en la que está basada. Algo de distopía tiene también la trilogía de «Los juegos del hambre«, de Suzanne Collins. Si bien está destinada a público adolescente y puede calificarse como mainstream, no da por sentado que adolescencia y estupidez son sinónimos; exige al lector un ligero esfuerzo intelectual, con claras referencias orwellianas y un espíritu libertario post-apocalíptico bastante interesante. Al menos no trata a los adolescentes y jóvenes a los que va dirigida como a ovejas de redil. Está bastante bien para regalar a ese hermano, primo o sobrino en edad de merecer que haya escapado de las infames garras de la saga «Crepúsculo«. Ideal para enseñarle que hay vida más allá de los vampiros y los hombres lobo de gimnasio. Indicado también para lectores adultos sin prejuicios y con la mente abierta.

Tampoco estaría mal echarle una miradita a «De Cive. Elementos filosóficos sobre el ciudadano» de Thomas Hobbes. Muy indicado para comprobar que, en esencia, esto de la Política, el gobierno de la sociedad y la (dudosa) habilidad de gobernar y ser gobernado no ha cambiado, realmente en los últimos cientos de años. Más reciente pero igualmente recomendable es «Algo va mal» de Tony Judt, hará las delicias de muchos adeptos del 15-M, pero también de lectores interesados en el momento que vivimos y, sobre todo, en las razones que nos han llevado a esta situación. Los problemas vienen de lejos, como comprobarán si leen también «España invertebrada» de José Ortega y Gasset, otra de las asignaturas troncales y obligatorias en esto del leer.

Algo más ligeras, pero de excelente calidad, pueden ser cualquiera de las obras de Juan Gómez Jurado, de las que recomiendo especialmente «El emblema del traidor«, una de las sorpresas de este año, para servidor. Su última obra, «La leyenda del ladrón» aún no ha caído en mis manos. Ya daré cuenta de ella en su momento. Me quedo sin espacio en el Pasaporte de esta semana, como me temía. Les emplazo a futuras entregas de esta lista de éxitos particular, no sin antes achucharles para que, si no lo hicieron en 2012, celebren a toro pasado el bicentenario del nacimiento de Charles Dickens con la lectura de alguna de sus obras inmortales. «Grandes Esperanzas» puede ser una buena opción para empezar. Feliz lectura, amigos.

4 comentarios

Archivado bajo Cultura, Libros

4 Respuestas a “Libros para sobrellevar la crisis (Vol. I)

  1. Tomo nota, compare. Veo buena mandanga literaria por aquí…

    • No me ha dado el espacio, y aún así me quedó una entrada bastante extensa. En sucesivos post haré más recomendaciones y habrá reseñas. Y si necesitas ayuda… ya sabes. Un correo electrónico… y a mandar. Saludos y gracias, tanto por comentar como por compartir

  2. Me han encantado tus recomendaciones. La nieta del Señor Linh es uno de mis libros favoritos de los que leí en 2012, La ladrona de libros también me gusto muchísimo y una de mis próximas lecturas va a ser «Carta de una desconocida». «1984» es mi libro favorito de todos los tiempos y «Un mundo feliz» me hizo pensar mucho.

    Definitivamente, creo que voy a seguir tu blog porque creo que vas a poder descubrirme auténticas joyitas 🙂

    • Alexandra a eso se llama hacer (casi) un pleno. Me alegro de estar en sintonía literaria y también de ganarte como seguidora del blog. Espero que en el futuro encuentres útiles las cosas de las que hablo. Un abrazo

Cuéntame algo